El aislamiento obligatorio por la pandemia del COVID-19 afectó fuertemente a la economía, sobre todo al sector de Comercio y Servicios. Los shoppings no estuvieron ajenos a esta realidad, ya que desde el 20 de marzo hasta el 14 de octubre permanecieron inhabilitados.

Ahora, tras casi cinco meses de levantar nuevamente sus persianas, el icónico Recoleta Mall es un alma en pena. A pesar de que muchos locales intentaron mantener sus espacios en el centro comercial ubicado en Vicente López y Junín, ya son 21 los puntos de venta que cerraron.

El proceso de salida de las marcas se inició con Kosiuko. Luego le siguieron Sofi Martiré, Vitamina -que dejó de operar la última semana de febrero-, Delaostia, Movistar, y hasta el stand del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Los precios de los alquileres en una de las zonas más caras de la ciudad, sumado a los nuevos requisitos de la ley que entró en vigencia, y la recesión que se vive en el consumo -con fuertes caídas en segmentos como el de la indumentaria y los accesorios- hace que muchos de estos negocios no sean rentables en esta locación.

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